domingo, 1 de abril de 2018

Teoría de Las Razones Seminales, según San Agustín

Ensayos

"Ensayos y Reflexiones" forma parte de los documentos y referencias académicas realizadas en lo referente a la filosofía en general, mediante una serie se selecciones reflexivas y enmarcadas en la eclética fenomenológica.

"Ensayos y Reflexiones" enfoca la enseñanza de la filosofía con estilo andragógico significativo, aunque por diversos estilos y métodos de instrucción, algunos las pretenden enseñar con pedagogía, sin entender los requisitos mínimos de las edades y su contexto histórico-cultural. eN En esta oportunidad, hablemos de lo medieval.




Teoría de Las Razones Seminales[2] 
según San Agustín

(Página en CoNsTrUcCiÓn)
Autor: Prof. Francisco J. Cáceres.

-SEMINARIO DE FILOSOFÍA MEDIEVAL -
PROF: ALEX VILLAMIZAR[1]
                                              -MARZO DE 2018-

Teoría de Las Razones Seminales[2] según San Agustín
Basado en el texto de Gilson Etienne.

1.- De la terminología fundamental para entender el texto[3].


Aristotelismo: Representa la presencia (o influencia de ideas) de Aristóteles en el pensamiento posterior a él. El Diccionario filosófico (2003) explica que “se refiere a aquellos autores que siguen, continúan, o transmiten, en todo o en parte, las ideas contenidas en las obras de Aristóteles” (p.4). Santo Tomás cristianizó la filosofía de Aristóteles.

Compuesto de materia y forma: Estas dos no existen independientes, la una de la otra, en tal sentido, las dos constituyen un todo sustancial, un solo ser, y no se pueden separarse, tal como no pueden separarse:
· Una estatua: el mármol y la figura; ó
· Un animal vivo (existente): sus órganos y sus funciones...

La combinación de materia y forma es fundamental, que se admiten recíprocamente, esto es: en el mundo físico no puede haber materia sin forma ni forma sin materia

Creación ex nihilo: Según el diccionario filosófico (2014), señala que es el “acto de dar existencia a algo a partir de la nada. De acuerdo con la teología tradicional cristiana,… El Génesis afirma que el universo y todas las criaturas vivas, incluyendo los seres humanos, fueron creados en el plazo de seis días” (p. 218)

Forma: Es el principio de especiación, referente a que la forma “hace” la especie (Hombre, gato, silla, etc), siendo universal. Según Ficus (2009), “Aristóteles distingue entre dos tipos de materia (prima o segunda) y dos tipos de forma (sustancial y accidental), [su fórmula sería]:


[1] Se tomará la metodología de análisis de texto según lo aprehendido por el Profesor Francisco Santa Dara, Titular de la UCSAR.






Materia: Es el principio de individuación, referente a que la materia  “hace” el  individuo (este hombre, este gato, esta silla, etc.), siendo singular. Cita Ficus (2009), un ejemplo entre la diferencia de forma y materia, así pues, “Sócrates y Platón  son  de la  especie “Hombre”  <comparten la misma forma sustancial>... pero son individuos distintos <tienen materias distintas>” (p.24)  

Platonismo: Representa la presencia (o influencia de ideas) de Platón en el pensamiento posterior a él. Los rasgos característicos más señalados de estas doctrinas, según el Diccionario filosófico (2003), “se refieren a la metafísica, la teoría del conocimiento, la antropología, la ética y en estética” (p.32). Es importante señalar los dos mundos: Mundo Sensible (naturaleza) y Mundo Inteligible (de las Ideas). San Agustín cristianizó a Platón.

Teoría hilemórfica de Aristóteles: (del griego hyle = materia; y morphé = forma), es una teoría que explica la realidad física (de la naturaleza, mas no, espiritual), la cual sostiene que todas las cosas están compuestas de materia y forma.

Rationes Seminales: La doctrina de las “rationes seminales” permite explicar la generación en el mundo físico. Dios crea el mundo de la nada, alcanzando como modelo para formar los seres las ideas como arquetipos que se hallan en su mente (ejemplarismo), pero los seres creados con materia (polvo por ejemplo), no son perfectos, debido a que la materia es imperfecta. Por otra parte, la creación no es instantánea, pues Dios coloca en la materia los gérmenes latentes (“razones seminales”, o “semillas divinas”), que están en permanente desarrollo, y gracias a la Providencia divina, alcanzan la perfección. El mundo no tiene principio en el tiempo, sino que germina con él.

Sustancia: Según Aristóteles,  la sustancia (ousia), en sentido riguroso, es “aquello que existe en sí y no en otra cosa”.  Según esta tesis, sólo los individuos concretos son  auténticas sustancias, pues sólo el compuesto materia + forma tiene existencia real independiente: No hay otra cosa (o Ser), que puede existir, si no es en dicho compuesto (excepto Dios, que es pura forma)... No obstante,  “el estagirita” atribuye también la denominación de sustancia a las formas sustanciales...

Sustancia Primera: Según Ficus (2009), dice que Aristóteles llama así al Ser Físico Individual, (el individuo concreto) es la sustancia en sentido estricto: lo verdaderamente real. Los cuatro elementos de Empédocles (agua, aire, fuego, tierra), son las sustancias primeras más simples que existen en la naturaleza. Acoplados entre sí,  y con una nueva forma sustancial, estos 4 elementos dan nacimiento a una multitud de sustancias. Por lo tanto, la sustancia primera es cada individuo concreto. Verbi gracia: el Ser Sócrates;... 

Sustancia Segunda: Sería cada forma sustancial o cualidad esencial, por ejemplo: el Ser hombre... Ahora bien, ésta segunda sustancia, sale de la primera. Ficus (2009) señala que si  pudiéramos sustraer a cada una de estas sustancias simples “de su forma sustancial [,] nos quedaríamos con la materia prima (pero eso es imposible)... Todas las demás sustancias primeras que encontramos en la naturaleza se componen de materia segunda y forma sustancial...” (p. 26)




2.- Desarrollo histórico del problema

A partir de la teoría de la composición hilemórfica, enunciada por Aristóteles, la aparición de nuevos seres en el mundo físico se presenta como la reproducción de nuevas formas que preliminarmente no existían. La materia, reemplazada por una forma específica, hace capaz al sujeto de desarrollarse en una substancia de naturaleza distinta a la que es (evolucionismo darwiniano). No obstante, si toda generación es por definición la manifestación de nuevas formas substanciales, éstas deben empezar a existir una vez alterada su forma[1] precedente, pero ¿hay enlace entre ellas? Desde la experiencia nos es probado a simple vista, y sobre todo, en el caso de los organismos vivos, pues cuando reproducen un ejemplar de su misma especie pero distinto en número en afinidad de sus progenitores. Se pudiera dar, una respuesta es negativa, donde no se encuentre una relación entre ellas, “se concluiría pues, que la nueva forma es creada, por ello muchos filósofos medievales han relacionado la doctrina de las rationes seminales con formalidades preexistentes en la materia, que actúan junto con otro agente para concebir la nueva forma” (Mayocchi, 2016, p.101). De hecho, una semilla es en acto, una semilla, pero es en potencia, un árbol.

Por otra parte, recordemos que Platón apoyó la idea de la eternidad del mundo sensible (natural-exterior), éste no tendría ni principio ni fin; contrariamente a San Agustín, el mundo fue creado (en 7 días) y tendrá un fin (El Apocalipsis); además, existe otra contradicción con Platón, pues éste último afirma en su obra “Timeo”, que el “Demiurgo” solo ordenó el Caos existente y lo llevó al orden, mientras que para San Agustín, Dios crea el mundo sensible a partir de la nada. (creación ex nihilo) y al ser creados por Dios, el mundo sensible (material), tiene una naturaleza “buena y positiva”, contrariamente al pensamiento de Platón, quién concibió a dicho mundo como una cárcel, de la cual, tenía que deshacerse, pues solo el mundo inteligible era el auténtico y de todas las ideas, había una superior a todas ellas, es decir, “la idea del bien”, ampliando que las ideas no tienen materia, son eternas y no se pueden conocer a través de los sentidos. San Agustín tomará la palabra de Platón acerca de la máxima idea (la idea del bien) y la asociará con Dios, creador de todo, que construirá un máximo bien, creando todo lo que es y hay en el Universo. Pues “para crear el mundo. Dios no ha tenido más que decirlo; al decirlo, lo ha querido y lo ha hecho. De una sola vez, sin sucesión de tiempo, ha hecho existir la totalidad de lo que fue entonces, de lo que es actualmente y de lo que será en adelante.” (Étiene, 1976, p. 125).

Así pues, se deduce que las rationes seminales parten del problema de la creación. San Agustín siendo cristiano, se escuda en la Biblia y discierne, a partir del libro del Génesis, capítulo I y II, la narrativa de la creación del Universo, así como la del hombre; en tal sentido, Étienne (1976) escribirá que “Dios[2],…no ha desplegado su acción creadora a través del tiempo. [Por lo tanto, se expresa] por completo en su Verbo, [que] contiene eternamente en Sí los modelos arquetípicos de todos los seres posibles, sus formas inteligibles, sus leyes, sus pesos, medidas y números.” (p. 124). Es decir, San Agustín parte de la existencia de modelos originales (o moldes). Del primer mono (por ejemplo), saldrán los siguientes monos y de una vaca gorda, saldrán becerros gordos, a esto, hoy en día, se le llama “genética”. Con ello se resolverá el problema del “huevo y la gallina”, ¿quién fue primero? Según la concepción Agustiniana, será la “gallina” por ser el “molde arquetípico”,  pues “todos los seres futuros han sido, pues, producidos desde el origen, junto con la materia, pero en forma de gérmenes (rationes seminales) que debían o deben aún desarrollarse en el decurso de los tiempos, según el orden y las leyes que Dios mismo ha previsto.” (Étiene, 1976, p. 125)

El hombre (cuerpo) no constituye una particularidad a esa regla (en condiciones normales, nacer, reproducirse y regresar al polvo), a no ser en lo concerniente al alma. Platón en el “Fedón”, presentó al alma como sustancia simple, indivisible e inmortal. Adán y Eva, así como los cuerpos de todos los hombres posteriores, estaban desde el origen, en potencia, en la materia; invisiblemente, causalmente, de igual modo que se encuentran en ella todos los seres futuros que aún no han sido hechos, pues Dios ha puesto las rationes seminales.

3.- De las “Rationes Seminales” en San Agustín.

Dice Campomanes (1995) señala enfáticamente que “la luz divina es excesiva para el entendimiento humano” (p.115). ¿Qué insensato llegaría a su entendimiento? En Éxodo 3:14 aparece la frase: “Yo soy el que soy…”, esto equivale (para San Agustín) decir que Dios es el Ser o la “esencia inmutable”[3]. El su libro, La ciudad de Dios (VIII, 11) aparece: “…todo cuanto se muda no conserva el Ser; y cuanto es susceptible de mutación, aunque no varié puede ser lo que no era antes. En consecuencia, sólo aquel que no cambia ni puede cambiar es verdaderamente el Ser” (Ibídem, p. 115).

La premisa “el único inmutable es Dios”, trae como consecuente argumentativo, que la “mutabilidad” de todas las cosas, deben ser modificables, sí no, serían inmutables, caso que generaría una contradicción lógica de dicha premisa. Además, San Buenaventura coincidirá con San Agustín en que el mundo no es eterno, es creación divina, tiene principio y fin, tal como lo habíamos dicho anteriormente en la terminología del presente informe de lectura. “Dios ha creado el mundo por su palabra,…y ha depositado en la materia los gérmenes de todos los seres futuros, los cuales aparecerán en el momento querido por Dios” (Campomanes, 1995, p.116), pero no se trata de una “evolución darwiniana”, sino, siendo la creación un acto único, provoca efectos sucesivamente en el tiempo. Por ejemplo, Dios creó la tierra (polvo), es decir, la materia de la cual se compone el cuerpo humano, pero la tierra ya tenía dentro de sí, en potencia, la capacidad de formar el cuerpo humano[4].

Así pues, los problemas enlazados con la naturaleza (el universo y el hombre), son iluminados en San Agustín, fundamentando su conexión, con la problemática de la creación. Dios es el fundamento de todo lo que es, en cuanto es el “Ser”, El cambio presente en el mundo (planeta), muestra que él no es “Ser” y que tuvo que ser creado (dicho planeta). Dios ha creado todo a través del “logos” (Verbo, señala San Agustín), que contiene en sí las ideas o razones inmutables de las cosas. En este punto, San Agustín refuta a Platón, (quien había colocado las ideas en un mundo inteligible). En efecto, si así fuese, Dios quedaría solo como “concepto y sería nominal”, argumento que San Anselmo demostró que no solo es “concepto”, sino existencia. Dios no puede quedar solo en la mente, tal como una sirena sí queda en ella, Dios es para San Anselmo y San Agustín: Real.

Ahora bien, si razonamos que la creación de las cosas se produce de la nada[5] (ex nihilo), esto es, no de la substancia de Dios y tampoco de algo preexistente, entonces la realidad puede proceder de otra por tres vías, que San Agustín llama:

·         Por generación: En este caso se procede de la substancia misma del generador, como la hija deriva de la madre, y configura algo semejante al que lo fecunda.
·         Por fabricación: Éste deriva de algo que preexistía fuera del que “la fabrica”, como ocurre en todas las cosas que produce el hombre: una mesa, una silla,…
·         Por creación de la nada absoluta (ex nihilo): Esto es, ni de la exclusiva y personal substancia, ni de una substancia exterior.

Finalmente, sabemos que San Agustín concuerda con Platón, en que las ideas están contenidas en la razón (en este caso, desde la mente de Dios), pero cómo es Dios, se ubica en el logos. Por ello, San Agustín las distingue con las razones seminales. Por cierto, algunos padres de La Iglesia Católica, como Orígenes (por ejemplo), pensaban que la Creación del mundo era “eterna, puesto que de otro modo ella implicaría un cambio en la voluntad divina” (Desiato, 1995, p. 126). Desde aquí, San Agustín se pregunta entonces: ¿qué hacía Dios antes de la Creación?, ante lo cual argumentará que, antes de la Creación no existía el tiempo y no podía, por consiguiente, existir un antes, con lo cual la pregunta carecería de sentido. San Agustín ahora se preguntará: ¿qué es el tiempo? Sin lugar a dudas, piensa que no es una realidad estable. “El pasado es tal, porque ya no es, el futuro es tal porque todavía no es; y si el presente no fuera traspasado continuamente por el pasado, no sería presente sino eternidad” (Ibídem, p.126). El hombre consigue medir el tiempo, puesto que disertamos de un tiempo más breve (segundos por ejemplo) y de uno más largo (años). Pero, ¿cómo y dónde logramos efectuar esta medida? San Agustín revela que esto lo sabemos por el alma instalada en nuestros cuerpos. Por consiguiente, el hombre contantemente almacena la memoria del pasado y la expectativa del futuro. “El pasado, según vimos, no es más, pero la memoria de él permanece; el futuro aún no es, pero existe la esperanza del futuro, el presente huye en un instante, pero permanece en el alma la atención por las cosas presentes” (Ibídem, p.126). Por todo esto, la realidad del tiempo es la duración del alma, es la continuidad de la vida espiritual que unifica los tres tiempos. El tiempo no tiene otra realidad que aquella que encuentra en la vida interior del hombre. Así pues, San Buenaventura coincide con San Agustín en que “el mundo no es eterno”. La conclusión en San Agustín de una creación, es verdad de fe y verdad de razón y sus “rationes seminales” (además de la teoría de las ideas), induce a razonar que Dios no crea todo de una forma ya actualizada, sino que inserta en lo creado, las simientes o gérmenes de todas las cosas posibles, que más adelante, con el pasar del tiempo, se irán desarrollando de forma gradual, en diferentes modos y con diferentes “accidentes de distintas circunstancias”. Así pues, se concluye que Dios empleó la materia, y a su vez, creó una manera posible de todas las probables actualizaciones de sus creaciones originales, infiltrando (sembrando) en ellas, las razones seminales de todas las cosas. La evolución del mundo en el transcurso del tiempo no es más que la actualización y la realización de dichas razones seminales.


Referencias Consultadas



Desiato, M. (1995) Lineamientos de Filosofía. UCAB, Caracas.

Diccionario de Filosofía (2014). Akal Editores, Madrid, España. Disponible en línea en
     http://josemramon.com.ar/wp-content/uploads/Diccionario-Akal-de-Filosofia.pdf









[1] Formas accidentales.
[2] Por estar dotado de suprema inmutabilidad.
[3] Inalterable, Invariable, Indestructible, Imborrable, Inextinguible, Inmodificable, entre otros atributos.
[4] Génesis, 3:19
[5] La pauta, más adelante se convertirá en canónica, llamada “ex nihilo sui et subiecti” (de la nada y el sujeto)


Diferencias entre la filosofía de San Anselmo y de San Buenaventura



Ensayos

"Ensayos y Reflexiones" forma parte de los documentos y referencias académicas realizadas en lo referente a la filosofía en general, mediante una serie se selecciones reflexivas y enmarcadas en la eclética fenomenológica.

"Ensayos y Reflexiones" enfoca la enseñanza de la filosofía con estilo andragógico significativo, aunque por diversos estilos y métodos de instrucción, algunos las pretenden enseñar con pedagogía, sin entender los requisitos mínimos de las edades y su contexto histórico-cultural. eN En esta oportunidad, hablemos de lo medieval.



Diferencias entre la filosofía de San Anselmo y de San Buenaventura


(Página en CoNsTrUcCiÓn)
Autor: Prof. Francisco J. Cáceres.

-SEMINARIO DE FILOSOFÍA MEDIEVAL -
PROF: ALEX VILLAMIZAR[1]
                                              -MARZO DE 2018-



Diferencias entre la filosofía de San Anselmo y de San Buenaventura
Basado en el texto de Gilson Etienne.

1.- De la terminología fundamental para entender el texto[2].

Alma: (del griego psyché): En términos generales, significa “el principio del pensamiento, de la vida en los seres y aquello que hace posible sus funciones específicas” (Diccionario Filosófico, 2003, p.3). Otros la catalogan como la “Causa” y “principio del cuerpo viviente”; causa en cuanto génesis del movimiento mismo, en cuanto “fin y entidad de los cuerpos animados”. Es decir, un “Principio Vital”. Se clasifica en: “alma humana” (animal racional); “alma animal” (no racional) y “alma vegetal”. Platón sustentó su inmaterialidad y afinidad con las ideas, así como su inmortalidad, reminiscencia y la accidentalidad de su unión con el cuerpo. También distinguió en el alma tres fragmentos: razón, ánimo y apetito. Para Aristóteles, el alma es el principio de la vida, "aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y radicalmente"[3]

Aristotelismo: Representa la presencia (o influencia de ideas) de Aristóteles en el pensamiento posterior a él. El Diccionario filosófico (2003) explica que “se refiere a aquellos autores que siguen, continúan, o transmiten, en todo o en parte, las ideas contenidas en las obras de Aristóteles” (p.4)

Concepto: Representación universal de una idea que debe ser razonada como común a diferentes representaciones y que, por consiguiente, se entienden desde el raciocinio.

Dios: Primer motor inmóvil (según Aristóteles); la causa de todas las causas; el Ser necesario no contingente y eterno; el Ser Supremo en perfección y el diseñador del universo.

Fe: En San Agustín (que a su vez lo tomará San Anselmo), la fe significa creer en Dios, pero obedeciéndolo. La fe se apoya en la revelación, que está en la Iglesia Católica. La fe es considerada en la edad media como superior  a la  razón. La filosofía está subordinada a la fe.

Nominalismo: Según el Diccionario filosófico (2003), expresa que es una “doctrina que afirma que los conceptos universales solamente son signos que pueden ser predicados de una pluralidad de cosas, pero no expresan nada real” (p.30). Ésta Doctrina “no concede a las ideas generales ninguna realidad, ni en sí mismas ni en la mente. Lo único general es el nombre que puede asignarse a una colección o clase de ideas particulares (como lo son todas las ideas) parecidas y a las que el nombre designa indistintamente” (Ibídem, p.30)

Ontología: Disertación de lo 'ente en cuanto ente', o de lo que “es en cuanto que es”. Nuevamente el Diccionario filosófico (2003), nos dice que es “parte de la filosofía que se centra en el conocimiento de la substancia (lo que las cosas, en definitiva, son).” (p.30)

Platonismo: Representa la presencia (o influencia de ideas) de Platón en el pensamiento posterior a él. Los rasgos característicos más señalados de estas doctrinas, según el Diccionario filosófico (2003), “se refieren a la metafísica, la teoría del conocimiento, la antropología, la ética y en estética” (p.32). Es importante señalar los dos mundos: Mundo Sensible (naturaleza) y Mundo Inteligible (de las Ideas).

Realismo: (opuesto a idealismo) Según el Diccionario filosófico (2003), es una “doctrina que afirma no sólo que el mundo exterior existe, sino que es de otra naturaleza que el pensamiento. Doctrina que afirma que la realidad existe en sí misma con independencia de nuestro conocimiento” (p.34)

Razón: Facultad mental del hombre que nos diferencia de otros animales. La razón no pude conducirnos por si solas a la sabiduría. Según San Agustín, las verdades  que descubre la razón  deben someterse  a las que establece la fe, siendo  éstas  el criterio  que determina su verdad.

2.- Desarrollo histórico del problema
Campomanes (1995) ya nos advertía que no era posible comprender este periodo de la historia de la filosofía, “sí no se tienen a la vista los principales problemas que preocuparon a los pensadores de estos siglos” (p.143). Pero, ¿cuáles eran estos problemas? En el primer informe entregado al Profesor Villamizar, se señalaron y explicaron dos de ellos, a saber:

·           La existencia de Dios;
·           Los Universales.

Sin embargo, estos problemas (ya explicados en el informe anterior), se complementan con:

·           La relación de razón y fe; donde la razón es “esclava” de la fe.
·           Dios y su relación con el mundo; aparece entonces la defensa cristiana de una “creación divina” y no una “eternidad del mundo”, tal como sostenían los griegos antiguos.
·           Relación jerárquica del “orden natural” (quién debe gobernar o llevar las riendas de la sociedad), evidenciándose los conflictos de poderes, entre “La Iglesia y los Feudos”.
·           “Disputas” (muy fuertes, casi como si pudiesen pelear) entre los “Dominicos”, “Benedictinos” y  “Franciscanos”.

      Ahora bien, la problemática que se nos presentará en esta oportunidad, es llevar a cabo una diferenciación entre las filosofías de San Anselmo y San Buenaventura. Recordemos del Informe anterior, que “la auténtica realidad no es la realidad sensible sino la inteligible. El Mundo Sensible no es real; la realidad es el Mundo Inteligible [,] ya que los objetos sensibles son copias de la auténtica realidad <los universales>” (Mestre Chust, 2017, para.8). Esto fue desarrollado por San Anselmo[4], reflejadas en dos grandes obras, Monoligium y Proslogium, allí tomó de Platón, las nociones del mundo de las ideas (Intelegible, pues Dios existe como Idea, como concepto y como “presencia innata” en nuestra estructura mental, debido a que no se puede pensar en otro “Ser mayor” que sea “más perfecto” que él mismo “Dios”) y del mundo sensible, tomará la siguiente lógica: sí Dios no existiese en la realidad exterior, entonces habría una contradicción de raciocinio en el concepto mismo de “Dios” (dado que la “Idea”, germina del mundo inteligible), pues al aceptarse como el único “Ser mayor” y en “máxima perfección” pensable, entonces contradeciría al mundo sensible, y esto sería una incongruencia, por lo tanto, “Dios debe existirtambién en el mundo sensible; de Aristóteles tomará la búsqueda de los principios y las causas de las esencias, como lo explicó nuestro Prof. Francisco Santa Dara [5]. Pero ahora, San Buenaventura profundizará e irá “más lejos” que San Anselmo, pues introducirá una nueva noción: La luz. Así lo cita Gilson Étienne (1976), que la explica como “la tesis verdaderamente central…es la de la iluminación divina” (p.421)

3.- De las Diferencias Filosóficas.

San Anselmo
San Buenaventura
1.- La División del Intelecto. Parte del Concepto de Dios, que se encuentra como Idea Innata en el mundo Inteligible y que es necesario “arrojarlo” al mundo sensible. La Cuestión es, de no ser “necesario arrojarlo”, entonces quedaría solo en “la mente” y al “quedarse” solo en la mente, entonces no sería un “Ser Mayor y más Perfecto”, tal como sucede con “los Dragones, las Sirenas o los Unicornios”. Esto será “plagiado” de cierta forma, por Descartes, quién hablará de Ideas Innatas (aquellas que están en la mente antes que cualquier experiencia), Ideas Facticias (aquellas de la imaginación) e Ideas Adventicias  (se explican de la percepción perceptual del mundo sensible, dando lugar al conocimiento empírico)

2.- Entenderá la existencia de Dios a partir de su “Argumento Ontológico” en sus dos grandes obras: “Monoligium y Proslogium”. Recordemos que un “Insensato” “ha dicho en su corazón: No hay Dios. Pero cuando me oye decir que hay un ser por encima del cual no se puede imaginar nada mayor, este mismo insensato comprende lo que digo” (Anselmo, s/f, p.367), pues, no se puede admitir que Dios no exista, (en el exterior de la mente) y pensarse a la vez en un Ser Mayor en Perfección, (en el interior de la mente), “porque se puede concebir un ser tal que no pueda ser pensado como no existente en la realidad, y que, por consiguiente, es mayor que aquel cuya idea no implica necesariamente la existencia” (Anselmo, s/f, p.369), por lo tanto: ¡Dios necesariamente existe!


1.- La Unidad del Intelecto. Parte de que “encontramos directamente a Dios cada vez que descendemos bastante profundamente en nosotros mismos” (Étienne, 1976, p. 415). Esto conllevaría a una introspección y reflexión pura (casi metafísica) de ubicar a Dios.
Según esta Idea, “Dios estaría en nosotros mismo”, esto movió “el piso” de La Iglesia Católica, pues otras religiones (sobre-todo las Orientales) predicaban según dicha Idea (de encontrar a Dios en nosotros mismos) y esto (en aquella época) era subversivo pensarlo y manifestarlo, de tal forma que indirectamente (por antagonismo), lleva a la Idea de Panteísmo, donde “Dios está en todas partes”.

2.- Para entender la existencia de “algo”, se necesita la ayuda de Dios, Étienne dice que San Buenaventura reconoce que “no sólo nuestro espíritu cambiante e incierto no podría conocer [nada], sin ayuda de Dios” (1976, p. 415). Necesitamos por lo tanto: La Iluminación.

Esta luz (iluminación) tendrá 4 grados, la luz exterior (1ºera) se encuentra en la naturaleza (sin necesidad de captarla); la 2º da es una luz inferior, aquella captada por el mundo sensible, vemos pues como “una antorcha nos ayuda a ver dicho mundo sensible”; la 3ºera es la luz interior, (San Buenaventura la llamará “lumen cognitionis philosophicae”) y representa el conocimiento pensado y reflexionado (filosófico) y por último, se tiene la luz Superior, aquella que nos da “vida eterna”: La Biblia.

San Anselmo
San Buenaventura
3.- El conocimiento es ontológico, pues busca en Dios y en su concepto Innato, el origen, la razón necesaria y suficiente, la raíz del conocimiento. Al tomar las Teorías de los grados del Ser[6], se da cuenta que las Sustancias[7] no son iguales, por lo tanto, sí hay una idea en la mente y solo reside en ella, esta idea presentaría un “grado mínimo de ser” (tal como sería la Idea de Sirena). Pero al tener la conceptualización de un “Ser Mayor en Perfección”, ésta no debería quedarse en la mente, debe salir al exterior de ella misma (de la mente), pues quedarse allí, sería tan solo un “mínimo Ser”.

4.- Aceptó la Idea Aristotélica de la “Causa” en su estructura y forma (Causa Formal); en su composición (Causa Material); en el agente que lo produce (Causa Eficiente) y en su función o meta (Causa Final), todas ellas las relaciona en una sola: Dios. Esto conllevará a Santo Tomás a diseñar (más adelante las cinco vías para demostrar la existencia de Dios)
     - El Primer motor: Dios
     - La causa de toda la creación: Dios.
     - Un Ser necesario para que exista
       todo: Dios
     - Ser Supremo: Dios.
     - Diseñador Universal: Dios.

5.- No desarrolla ampliamente la idea de la creación del mundo, pero si hace ver que dicha creación parte del “Verbo” (Dios). Dios es la Causa esencial del mundo, por ende, solo Dios sabe cómo hizo al mundo.

6.- No desarrolla ampliamente la idea de inmortalidad del alma, su pureza y separabilidad. Solo deja saber que Dios es eterno, por lo tanto inmortal, a su vez concluye que “somos imagen y semejanza de Dios”, por lo tanto, de cierta forma, tendríamos inmortalidad en nuestras almas.

7.- No desarrolla ampliamente la idea de la revelación, sin embargo reconoce que somos seres imperfectos y que necesitamos armonizar la fe con la razón. San Anselmo pide a Dios que lo ayude a entenderlo, a revelarlo, es más, suplica que lo deje conocer.


8.- No desarrolla ampliamente la acción caritativa, sin embargo sabe que como somos Cristianos, debemos actuar en amor, no solamente con Dios, sino con nuestros hermanos.
3.- El conocimiento es epistemológico, pues parte de la pluralidad de las formas, establece que se conoce a Dios por medio de sus creaciones, es decir, todo lo que ha creado, desde lo más simple a lo más complejo. Podemos con los grados de iluminación, conocer lo magnifico y lo grande que es, observando por ejemplo, las aves que no trabajan y no cosechan, y sin embargo Dios les provee alimento y abrigo.(Iluminación Máxima) A este respecto, el alma presenta funciones intelectuales de “entendimiento agente” (la forma) y “entendimiento posible” (el concepto)

4.- Pone de manifiesto su inconformismo y se opone a las Ideas Aristotélicas con respecto a que “no todo conocimiento deriva de los sentidos externos” (Desiato, 1995, p.134), pues, de los sentidos se desprenden las semejanzas de las cosas (una flor puede asemejarse con una rosa), pero, ¿quién hace éstas diferenciaciones? El alma (aquí surge una nueva noción en la filosofía), pues a través de la iluminación máxima que le otorga Dios con su “luz orientadora”, el hombre puede guiarse y orientarse en su conocimiento de las cosas.

5.- El mundo no es “eterno”, pues si se acepta a un “Ser Divino”, éste está en la capacidad de crearlo. Ésta capacidad hace que pueda utilizar todos los elementos que tiene a su alcance y además, como es el diseñador de todo, puede en acto y potencia, crear nuevas criaturas y nuevos mundos.

6.- El alma es inmortal, pura y separable del cuerpo. “El alma es esencialmente una, pero sus facultades o potencias se diversifican según la naturaleza de los objetos a que se aplica. Por lo demás, puede hacerlo porque es, a la vez, una sustancia inteligible, completa en sí” (Étienne, 1976, p. 416). De hecho, considera al alma, como una tabla rasa, ésta aprenderá lo que por experiencia le toque vivir en un cuerpo.

7.- La revelación la concibe como "cierta iluminación de la mente". Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, los profetas son iluminados, éstos último en Cristo. La iluminación de los profetas era la manifestación natural, que surgía de la revelación de Dios, ahora, con Cristo la revelación es algo sobrenatural, No se centra en lo conceptual, la revelación está en una gradual experiencia con Dios.

8.- La Caridad la explica en siete pasos: Primero, estar vigilante a tus acciones y tus alrededores; segundo, confiar en que Dios protege a todos; tercero, amar al prójimo, aún si te ha causado daño alguno; cuarto, clamar a Dios por nuestras vidas; quinto, estar dispuesto para la paz a toda hora; sexto , desbordar alegría a quienes te rodean y séptimo, acercarte al prójimo obrando según las “obras de misericordia”


Referencias Consultadas






[1] Profesor de la Universidad Católica Santa Rosa.
[2] Se tomará la metodología de análisis de texto según lo aprehendido por el Profesor Francisco Santa Dara, Titular de la UCSAR.
[3] De anima, Libro de Aristóteles: “…el alma es forma del cuerpo, éste y aquélla se hayan unidos sustancialmente, formando una única sustancia, el ser vivo”
[4] Para los no católicos: Anselmo de Aosta o Anselmo de Bec.
[5] Profesor de la Universidad Católica Santa Rosa.
[6] Teoría Platónica sobre los tres grados del “Ser” (mala copia, buena copia y máxima realidad).
[7] La Sustancia primaria es una noción de Aristóteles, se refiere al sustrato básico, aquello cuya esencia le incumbe ser (existir) en tanto que es algo (cosa). En Descartes, se denominará sustancia a todo aquello que no requiere de ninguna otra cosa para existir.  Las otras sustancias sí lo necesitan, por ejemplo, en una flor, la sustancia primera sería el género y la sustancia segunda sería la especie.