Ensayos
"Ensayos y Reflexiones" forma parte de los documentos y referencias académicas realizadas en lo referente a la filosofía en general, mediante una serie se selecciones reflexivas y enmarcadas en la eclética fenomenológica.
"Ensayos y Reflexiones" enfoca la enseñanza de la filosofía con estilo andragógico significativo, aunque por diversos estilos y métodos de instrucción, algunos las pretenden enseñar con pedagogía, sin entender los requisitos mínimos de las edades y su contexto histórico-cultural. En esta oportunidad, presentaré la propuesta del Profesor Richard García en su Cátedra de Análisis de textos III, del trimestre 2017-I.
(Página en CoNsTrUcCiÓn)
Autor: Prof. Francisco J. Cáceres
CARACAS, FEBRERO DE 2017
Agradecimientos:
· Prof. Jaime Parra;
· Prof. José de San Martín Visconti Heras;
· Prof. Rosa Bueno;
· Lic. Rodolfo Araujo;
· Lic. Richard García;
· Lic. Adriana Romero;
· Lic. Erick Algarín;
· Lic. Silva Luis;
· Lic. Blanco Jesús;
· Lic. Ramón Moreno.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley. Derechos Reservados Conforme a la ley, ©, Caracas, Venezuela. Puede escribirme a la dirección: dejadebuscarme@gmail.com. |
Ediciones de los 3 Mosqueteros
Análisis
En la sexta edición de Espasa-Calpe S.A. [2], traducida por García Morente, se hace una especial introducción muy poca conocida por diversos lectores especializados, en que se detalla los antecedentes de la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, publicada en 1785, después de cuatro largos años de haber publicado la Crítica de la Razón Pura. ¿Acaso Kant previó fundamentar lo teórico primero que lo práctico?. A este respecto, se menciona que Kant ensayó en 1765 los aspectos prácticos de la moral con su libro Principios metafísicos de la filosofía práctica, que luego será titulada por la Crítica del gusto moral. Evidentemente que no. García llega a preguntarse: "¿Es que Kant, contrariamente a nuestras provisiones, no se ha preocupado de moral hasta después de terminada su labor teórica? "(García, 1980, para 2). Otra evidencia se encuentra en los escritos a Herder (1767) y a Lambert (1770), es decir, Kant venía preparando el aspecto práctico mucho antes de presentar la parte de la razón pura.
El prologo que sigue en su obra, describe cómo presentará su filosofía material, llamada ética, pero desde la filosofía pura de la metafísica de las costumbres. En este aspecto y dado su edificación moral, necesita concentrar todos sus esfuerzos por colocar fuertes cimientos a su meta-teoría. La forma empírica, dada en la antropología práctica no será de interés en este texto, ni tampoco el conocimiento forma de la lógica. También se excluye dentro de su filosofía material, la parcela de la física, excluyendo automáticamente la metafísica de la naturaleza. Dada esta advertencia, entremos en el texto publicado en 1785.
Sí bien es cierto que existen
dos ideas principales3] en el primer capítulo, éstos
representan los puntos básicos de la red semántica[4] de la obra en cuanto a “la
investigación y asiento del principio supremo de la moralidad” (García, 2007,
p.6), del cual, la felicidad, se relacionará con ellas, sin olvidar la noción
del Bien Supremo[5]
y la virtud. Así pues: “…la felicidad y la moralidad son dos elementos del bien
supremo” (Armengol, 2003, p.99), pero como expresa Durán (2006), “si hago algo
para ser feliz, no puedo saber si realmente estoy haciendo lo que debo, y si
sólo hago lo que me garantiza la felicidad, corro el peligro de hacer muchas
cosas que no debiera” (p.3), dado que el hombre siente “una poderosa fuerza
contraria a todos los mandamientos del deber, que la razón le presenta tan
dignos de respeto” (García, 2007, p.18), no se puede garantizar una moralidad
correcta, pues las inclinaciones y las necesidades se manifiestan en un amor
práctico o patológico, donde no se halla la cuestión racional; adicionalmente, el
instinto puede conducir al placer, pero no, una felicidad total.
Ahora bien, “el ser humano
busca la felicidad, aunque no sepa muy bien qué busca ni cómo o dónde
encontrarlo” (Cervera 2012, p. 7). Se advierte con respecto a ella, que los
riesgos que arrastran nuestras acciones son afectadas por las inclinaciones y
las necesidades, si no se “ostenta el menor rasgo de una voluntad pura y buena,
no podrá nunca tener satisfacción, y así parece constituir la buena voluntad la
indispensable condición que nos hace dignos de ser felices” (García, 2007,
p.7-8). Así, los talentos espirituales, nuestras cualidades temperamentales y
aquellos dones que ofrecen la naturaleza y fortuna, no se podrán fortalecer, sin
la restricción de una voluntad buena.
Kant presenta expresiones
negativas al sustantivo de felicidad, y aunque “está presente desde sus
primeros escritos hasta los últimos, es que la felicidad no puede constituirse
en el principio supremo de la moralidad porque su contenido…siempre resulta
determinado empíricamente, y una determinación empírica del principio de la
moralidad invalida cualquier pretensión de universalidad” (Durán, 2006, p.2). Así,
nos instruye, en que el conocimiento puro, se funda en principios “a priori”,
que son independientes de la experiencia, haciéndonos recordar las nociones del
mundo sensible y del mundo inteligible, evocando así, el mito de la caverna y asociando
las ideas de éste último mundo, a la razón, y a la vez, al mundo moral, tal
como señala Beade (2013), que “el mundo inteligible es caracterizado asimismo
como un mundo moral, expresión que denota la dimensión eminentemente práctica
del concepto” (p.23), donde surge inocentemente la razón vulgar, que “sin
quitarle al entendimiento humano vulgar, en el sentido práctico, su venturosa
simplicidad, ni empujarle con la filosofía por un nuevo camino de la
investigación y enseñanza” (García, 2007, p.18), y resaltando “cuán superior es
la facultad práctica de juzgar que la teórica en el entendimiento vulgar
humano” (Ibídem, p.17), puesto que “la razón humana, en lo moral, aún en el más
vulgar entendimiento, puede ser fácilmente conducida a mayor exactitud y
precisión; mientras que en el uso teórico, pero puro, es enteramente
dialéctica” (Ibídem, p.5); por ello, es necesario trasladar el conocimiento desde
el entendimiento vulgar, al entendimiento filosófico, que no logrará la plena
felicidad, pero sí la condición de ser dignos de ella, mediante la guía de la buena
voluntad y los principios subjetivos del querer por el cual se realiza las
acciones por deber, allí donde se fundamenta el valor moral y las bases del
Derecho y el respeto a la ley. Solo así podremos ser dignos de tan anhelado
sustantivo que la humanidad ha perseguido desde el principio de su existir.
Valoración
Crítica
Finalmente, Bernard (2008) explica que “Bolívar definía
al sistema de gobierno más perfecto como aquel que produce mayor suma de felicidad posible…” (para 28), por
ende, "los valores morales para los cuales Colívar pretendía que se formaran los ciudadanos, eran de naturaleza ético-social y ético-política" (Ibidem, para 31). En tal sentido, se establecieron las bases jurídicas que encaminaron hoy en día al orden social y a la tranquilidad necesaria, mediante el respeto a la ley, cuyas acciones por deber, poseen valor moral, tal como se estipula en la Constitución de la República, así como en los Tratados Internacionales y por supuesto, tomas las ideas de Kant, en este punto, a la tercera proposición del texto estudiado.
Así, el Derecho se consolida como parte del establecimiento del orden público. Son las leyes las que harán que el hombre controle su comportamiento. Sus acciones no pueden ser contrarias al deber, ni conforme a la ley, sino por deber al cumplimiento de ella; es allí dónde se forman los cimientos que poseen valor moral.
Así, el Derecho se consolida como parte del establecimiento del orden público. Son las leyes las que harán que el hombre controle su comportamiento. Sus acciones no pueden ser contrarias al deber, ni conforme a la ley, sino por deber al cumplimiento de ella; es allí dónde se forman los cimientos que poseen valor moral.
Referencias
Armengol
R.(2003) Kant, Immanuel: Crítica de la razón práctica.
(Traducción). Digitalizada en la edición
de la Editorial La Página S.A.
Buenos Aires.
Beade,
I. (2013). La doctrina kantiana de los «dos mundos» y su relevancia
para la
interpretación epistémica de la distinción fenómeno/cosa en sí.
Límite. Revista de Filosofía y
Psicología. Volumen 8, Nº 27.
Bernard
B. (2008. Interpretación
Trimilenaria del Poder Moral en Bolívar.
Revista
Scielo, Frónesis v.15 n.1 Caracas. Disponible en:http://www.scielo.
org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-62682008000100006
Cervera,
C. (2012). La eudaimonía en Aristóteles y su posible aplicación en
la
actualidad.
Memoria del Trabajo Final de Carrera. Licenciatura de Huma-
nidades. Universitat Oberta de Catalunya.
Durán,
V. (2006). Kant: Moralidad y felicidad. Revista Philosophica Vol.
30
[Semestre II / 2006] Valparaíso (77 - 88).
García
M. (2007) Kant, Immanuel: Fundamentación
de la metafísica de las
costumbres. (Traducción). Digitalizada
en la edición de Pedro M. Rosario
Barbosa. San Juan, Puerto Rico.
Vera,
J.; Pimentel C. y Batista F.(2005). Redes semánticas: aspectos
teóricos,
técnicos, metodológicos y analíticos.
[1] La referencia es del prólogo y el capítulo I, de la
traducción hecha por Manuel García Morente, digitalizada en la edición de Pedro
M. Rosario Barbosa (2007).
[2] Edición
digital basada en la 6ª ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1980. Para mayor
detalle, visite la Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/fundamentacion-de-la-metafisica-de-las-costumbres--0/html/dcb0941a-2dc6-11e2-b417-000475f5bda5_3.html
[3]Voluntad buena, sin restricción; y la del deber. Éstas dos ideas tienen sus determinaciones,
la primera que “es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí misma” (García,
2007, p.8) y la segunda que enfatiza que “es la necesidad de una acción por
respeto a la ley” (Ibídem, p.14).
[4]
Vera, J y otros (2005), afirman que “la técnica de redes semánticas, ofrece un
medio empírico de acceso a la organización cognitiva del conocimiento.” (p.
442).
[5]
Idea desarrollada en la traducción de Armengol R. (2003).




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